A veces la vida es a si, sin una respuesta. Te desconectas una noche de tus pensamientos, con varias bebidas, y lo único que te queda al día siguiente es una horrible resaca, el teléfono de una mujer extraña, unos besos en el cuello, un dolor de madre en el pene y no una clara visión de lo que has hecho la noche antes pero si una visible sonrisa.
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